Todo vuelve a la normalidad y sin embargo siento que han habido muchos cambios igualmente. Quizás es porqué aunque uno siempre esté acostumbrado a estudiar, el desconocer qué vendrá le hace tener esa inseguridad sobre si después irán o no bien los exámenes, las prácticas, los trabajos, las exposiciones,... pero siento que son preocupaciones que quizás jamás no deban llegar nunca... La cuestión es vivir el presente y no adelantarse a las dificultades, pienso que si han de venir, vendrán.
Gente que llegó, y que se marchó. Gente que nació y que dio su último suspiro. Y la vida continúa como siempre lo ha hecho, insospechablemente ajena a todo lo que pasa... El mundo ha visto ya muchas edades, unas mejores que otras, unas mayores que otras... pero está en la mano de cada uno de nosotros analizar, pensar, hacer, atreverse, comprobar y si cabe siempre, Mejorar. No hablo en términos generales sino hablo personalmente cada uno. Aunque las cosas salgan bien, o sean correctas... Siempre, siempre, siempre... Pueden mejorarse.
Igual que son tonterías, muchísimas veces, lo que truncan nuestros sueños y esperanzas... igual son pequeñeces irrisorias lo que pueden alterar el curso de nuestros días de cenizo y cambiarles el color, la forma, el punto de vista... No hace falta tener valor, ni ser fuerte, ni ser sabio,... es cuestión de no ceder ante las adversidades, es cuestión de tener fe en que todo puede algún día cambiar. Es cuestión de no detenerse... Miren... muchas veces he soñado con un camino en mitad del desierto con un calor abrasador y dicho sendero no acaba nunca y por más que pongo empeño veo que no hay manera de llegar al horizonte... Pero jamás me detengo... de hacerlo el calor me quitaría fuerzas, fuerzas que necesito para continuar y ver que hay más allá. Y eso es... sabemos que aunque lleguemos al final del camino y encontremos una parada, un momento de detenerse y reposar y pensar y sentir qué queremos y si realmente es o no lo que buscábamos... Sé que sentiremos que siempre nos falte algo... pero yo pienso que el inteligente no es el que se detiene y obtiene lo que tanto tiempo buscó... Sino es el que sabe detenerse cuando es el momento para retomar fuerzas y buscar nuevos caminos... El verdadero vagabundo es el que encontrará la mejor manera de afrontar las dificultades de esta, ya de por sí, angosta existencia en muchos aspectos.
Un abrazo muy fuerte,
El Ángel Guardián
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