miércoles, 26 de septiembre de 2007


Días y días. Hay días en que uno no se siente capaz ni de poder levantarse de la cama porqué siente que cualquier cosa que quiera intentar se le va a torcer sin que pueda hacer nada. Hay días en que uno se levanta tan enérgico que cualquier problema que suceda le parece una tontería e intenta vivir al máximo intentando despejar la mente de lo que considera innecesarias preocupaciones que pueden nublar la felicidad que en se día tiene. Ni tan claro ni tal calvo.

La vida es más sencilla, o al menos debería serlo. Supongo que todo son etapas y que según las circunstancias en que a uno le venga o no un problema hacen que lo vea o no de una manera diferente. Todo es tan subjetivo. Para un mismo caso podríamos poner a quince personas en un aula y el profesor exponerlo y salir perfectamente sino quince, al menos once, doce soluciones distintas que son posiblemente correctas. Otra cosa es el hecho de que sean las más adecuadas.

La gente se aventura a decir lo que piensa y lo que siente sin pensar en si realmente es lo adecuado. Cuando uno escucha, tiene que limitarse a hacer eso, escuchar. Y después, si se presenta la ocasión, participar. Pero se supone que cuando hay problemas están para hablarse y discutirse (como sinónimo de explicarse e intentar llegar a un punto común debatiendo argumentos de una y otra parte y no los argumentos típicos para echar los trastos a la cabeza). El problema es que hoy en día la gente difícilmente escuchamos. Casi siempre vamos a nuestra "bola". ¿Qué ha quedado de la comprensión? Yo creo que sólo un concepto, como lo que ha ocurrido muchas veces con la solidaridad, el respeto y tantos otros valores que la sociedad siempre tiene presentes a la teoría pero casi nunca a la práctica.

A veces las palabras están de más. A veces es mejor esperar, o no. La cuestión es que cuando hay una discusión, o algo que nos molesta, lo mejor es poder hablarlo. De no poder ser, no será ahora pero les aconsejo en un "luego", se intenta con el tiempo. Si uno cede porqué fue responsable estará realizando algo muy valiente que es el hecho de reconocer que se equivocó y casi nadie tiene hoy la dignidad suficiente como para reconocerlo. Yo era así, jamás o casi nunca daba mi brazo a torcer y estaba muy equivocado. Si hay opiniones distintas, uno debe preguntarse por qué y atender cuáles son los puntos que son diferentes y no radicalizarlos sino contrastarlos con los puntos de vista en común y actuar desde ahí... : desde lo que hay en común.

Si nos paramos a pensar la gente que discutimos siempre estamos, o casi siempre, de acuerdo sólo que cada uno lo siente con diferente intensidad y hay quien lo lleva más lejos de lo normal (extremismo) y habrá quien lo deje sólo en acaloradas palabras (cobardía y en muchos casos una dosis de hipocresía). Pero no somos tan diferentes, todos tenemos algo en común y es que al fin y al cabo somos personas y tenemos sueños e ilusiones, y por contra miedos.

La venganza es un plato que se sirve frío... también el helado o la ensaladilla rusa pero fuera de estación puede llevarte a dolor de garganta y males peores... La verdad no entiendo cómo a veces no tenemos el suficiente valor para decir lo que sentimos y reconocer que todos nos equivocamos y poder pronunciar sin que titubeen los labios, "lo siento"...; y como otras veces no nos tiembla la voz cuando tenemos que insultar, maldecir o criticar por considerar inútiles a nuestros compañeros.

Piensen en ello. Por ahora no tengo más... aunque estoy pensando en otros temas. Estos días son algo durillos por lo de poner orden en el caos que se origina cuando uno está que no tiene horario y ahora depende enteramente de cada milésima de segundo del reloj-despertador de su mesita jeje.


Un fuerte abrazo,




El Ángel Guardián






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