domingo, 25 de noviembre de 2007

Me siento en el banco de siempre en el habitual parque de todos los días pero cada día el paisaje es distinto. Unos días hace sol y las madres llevan a los niños a jugar y los chicos a sus chicas a jugar a ser novios. Otros está nublado y los señores leen el periódico o respiran un segundo de los árboles de este confín verde entre el gris urbano. Y cuando llueve todos se van, pero yo sigo… porqué la lluvia es de esperar, es parte de todos, es parte de mí.

Después de horas contemplando con cariño el mundo entero y sin pronunciar palabra alguna me dejo perder por las calles de mi ciudad. Ya nada es como antes. Todo son prisas en vez de risas y muros salpicados de grafías de gamberros… Todo es estrés después y antes de trabajar y no hay tiempo para un café con los amigos… Y cuando todo es así ya no merece la pena seguir viendo.

Pero luego veo cosas distintas. Veo madres embarazadas o con cochecitos ilusionadas por ser mamás. Me doy cuenta de las parejas de enamorados y de los abrazos y los besos… historias que empiezan bien y que no sabes nunca cómo acabarán. Ignoro el ruido de los autos y de las obras y me aparto a un lado de los insultos o las palizas. No soy héroe aunque sea fuerte, fuerte por dentro.

El que dirán está de más siempre que lo diga alguien a quien no le importes de verdad, otra cosa es un amigo. Un amigo es una parte de ti mismo que no puedes desprender porqué sino dejarías de ser como eres, es como la mecha de la llama que es tu vida… sin ella no habría nada que ardiera y por tanto se apagarían las sonrisas.

¿Saben que es bonito? Sonreír y hacer reír a los demás. Procuren divertirse con sus amigos y a poder ser con tonterías y no como tontos irresponsables. Den un paseo y cansen sus pies descubriendo nuevos lugares donde ir algún día que quieran, como yo, perderse y disfrutar del silencio y de la intimidad. Vean películas que realmente consigan emocionarlos o divertirles hasta que lloren de felicidad… Hagan lo que deseen pero sean felices porqué es lo que realmente cuenta. Aprovechen cualquier segundo del día para sonreír, hagan caso de Gabriel García Márquez.

Un fuerte abrazo,



El Ángel Guardián


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