miércoles, 14 de noviembre de 2007

"Amar significa no tener que decir nunca lo siento"... ¿Cómo se sentirían si de repente la parte más importante de su vida les desapareciera sin previo aviso? ¿Y cómo, si todo volviera pero no hubiera manera de poder acercarse? Estoy harto de amores y relaciones imposibles.

Ha llegado el momento de reciclarse supongo. Llevo mucho tiempo en que mi corazón se está debilitando porqué no paran de hacerme daño... y los minúsculos pedazos de mi corazón de cristal son tan irrisorios que ni siquiera podrían repararse ya. Creo que lo mejor será enterrarme... hasta que llegue una persona que de verdad me quiera y no me abandone y me enseñe a luchar.

Nací paje y serví humildemente a todos hasta ser un escudero de gente a la que siempre en todo momento ayudé incondicionalmente, no por la necesidad ni por ambición, sino porqué realmente sentía que lo necesitaban, ya que creo que hay más placer en "dar que en recibir". ¿Pero qué pasa cuando siempre se da y no se recibe o se recibe muy poco? Que al final la balanza se descompensa hasta el punto en que una de las dos partes se hunde, y justamente me hundí yo.

Ahora intento poder de alguna manera transmitir mi dolor, porqué ahora encuentro palabras y encuentro que nunca es tarde para explicar el malestar que hay en mí. Lucho cada día porqué todo salga bien y para que a nadie le puedan ir mal las cosas... y me he ido dejando a un lado hasta el punto en que mi corazón se ha partido muchas, o demasiadas, veces.

Debo reconocer que estoy enfermo, y yo el primero, si quiero que se me entienda. Estos días he estado "depre" porqué me faltaba mi otra mitad... y porqué poco a poco las desgracias nunca vienen solas y no salgo de una que tengo otra y así, pero como a todos. La cuestión es "a mal tiempo buena cara". Os lo aconsejo y seguro que no me equivoco que si ponéis empeño en que las cosas salgan lo mejor posible, aumentarán las posibilidades de conseguir las metas personales. Una amiga muy especial me dijo que sonriendo siempre todo saldría mejor... y sino lean a Gabriel García Márquez y busquen sus trece motivos para sonreír.

Concluyo: den tanto como reciban, estén dispuestos a dar, preocúpense del prójimo pero también cuidándose uno mismo, intenten evitar preocuparse y miren de buscar pequeños motivos para tirar adelante y sonreír aunque sea tan sólo un segundo al día o cada vez que nos crucemos con los demás.


Un fuerte abrazo,





El Ángel Guardián




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