Al lado de mis abuelos (mis yayos) he aprendido a ser mejor persona. Mi abuelo fue una persona luchadora y tenaz que hizo lo posible siempre para que todo fuera bien y pudiéramos seguir adelante, incluso cuando él mismo se daba cuenta que tarde o temprano llegaría su hora; sin embargo nunca llegó a quejarse. Aprendí de él que hay que ser valiente y no detenerse cuando los problemas vengan de frente y aprendí también a cantar, a sonreír y a divertirme, pero ante todo a ayudar a los demás y saber verdaderamente valorar a las personas... De mi abuela, una bellísima persona, aprendí que aunque no siempre somos fuertes como para manejar la situación, siempre hemos de luchar para seguir adelante y así lo hizo ella hasta hoy, pues no siempre es cuestión de fortaleza sino de voluntad de continuar y darse la oportunidad de despertar un día más para cuidar lo que es en sí es tu vida. Ella era un cielo de mujer y de persona que dio todo el cariño que pudo a sus hijos y a sus nietos... y siempre con una entereza increíble y dispuesta a ayudar siempre a los demás aún con sus dolencias. Ambos han sido y serán lo mejor que me ha pasado en la vida y cada momento (bueno y malo) forma parte de un baúl de recuerdos que llevaré en mi corazón el resto de mis días. Por desgracia ellos no tuvieron ni oportunidades ni dinero como yo ahora sí podría luchar por tenerlos, y sin embargo, rebosaban humanidad, sinceridad y humildad. Por eso digo, que "por y para siempre juntos" porqué aunque sea por mis padres, pero es su sangre la que también corre por mis venas.
Mi padre dice que ellos deben estar orgullosos de mí. Espero que así sea. Yo quiero continuar, aunque me cueste cada vez sobreponerme pues cada vez hay más dolor en mi interior. No me queda más remedio que desearles que descansen en paz... al menos, ahora ya se reencontraron de nuevo.
Y para todos vosotros, mis lectores, decirles que nunca piensen en el mañana, como yo me equivoqué en alguna ocasión, y digan lo que sientan cuando lo sientan. Por motivos personales nunca pude despedirme de mis yayos y eso es algo que debo llevar conmigo... Eso sí... los gestos se hacen una vez en vida, después del vendaval de polvo que seremos lo que se haga ya es inútil. Así que les animo a que se unan a sus familias, resuelvan los malentendidos y se digan siempre lo mucho que se quieren como si fuera la última vez, como decía la canción de Los Panchos.
Sé que éste va a ser un golpe muy duro, pero soy afortunado. A mi lado tengo todavía a mi hermano y a mis padres y podremos continuar adelante a pesar de todo lo que nos vaya pasando, quiera o no, porqué el cruel destino siempre paga mal a quien menos se lo merece.
Un fuerte abrazo,
El Ángel Guardián
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